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Ana Locking presenta una colección cargada de simbolismo

Todos los desfiles de Ana Locking cuentan una historia. Esta vez, la diseñadora nos presenta a un niño que vivió en cautiverio, únicamente acompañado de su caballo de juguete, hasta que apareció en las calles de Nuremberg a los 16 años. La inquietante historia de Kaspar Hauser está plagada de simbolismo y de crítica a la falta de comunicación y el desinterés por el verdadero conocimiento de una sociedad actual que vive marcada por los estímulos virtuales.

La diseñadora propone una estética muy sport, de aires futuristas, con prendas realizadas en materiales de brillos metalizados y efecto tornasolado. Esta apariencia juvenil convive con con piezas que apuestan por el equilibrio entre lo extravagante y y lo mundano, con vestidos largos que no están pensados para la gala, sino para ser mezclados con otros estilos.

La iconografía de la colección, la figura del caballo de juguete y el propio nombre de Kaspar Hauser, se plasma sobre jerséis de punto y también sobre mallas de cuerpo entero que simbolizan una segunda piel. El contraste de materiales y texturas, con terciopelos devoré, rejillas, organza, algodones tartán rotos, lentejuelas, lycras bordadas, cuentas de cristal y metal, marca una propuesta compleja que huye de las imposiciones y reivindica la singularidad.

 

 

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